Dada la forma en que, como pediatra, he ido aprendiendo a relacionarme con los padres y con mis pacientes, he podido ser testigo de la vida de las familias que han ido pasando por mi consulta, a lo largo de todos estos años. En la intimidad de la consulta, han aparecido temas complejos, conflictos personales, de pareja, familiares, incluso ha habido momentos de mucha tensión, emoción o de sana alegría. Eso ha ido generando sentimientos, sensaciones e impresiones en mi alma, que van quedando y que han abierto en mí, la necesidad de escribir a cerca de la medicina, pero también de la vida, del mundo emocional y del suceder de esta realidad intensa, mágica y transformadora.
Este libro es mi primera obra publicada y el texto que acompaño es la introducción que hice en su publicación;
“Hoy veo la vida con los ojos de un navegante y mi barco me acompaña en este viaje incierto. Salen a mi encuentro espejos y espejismos, pero también una mágica realidad que me viene a buscar cada día y cada noche. Mi brújula imantada con el hierro terreno y cósmico de los viajeros meteoritos, me guía en mi rumbo.
Mi norte es el ser, su pasión y voluntad; al este está la luz de las ideas y la anhelada sabiduría; al oeste los misterios, los sueños y los ensueños; al sur el calor, la tierra fértil y los afectos. Y en el centro estoy Yo y la noción que tengo, de mi mismo, de mi propio proceso, como una alquimia, construido con mis herramientas; el ser, la materia y el espíritu. Este libro es un testimonio, es una piedra tomada del arrollo de la vida, lanzada al cielo con la pretensión de ser como una antorcha, de iluminar aunque sea por un instante el cielo de las ideas, de los sentimientos, del consciente colectivo, de los sueños tantas veces soñados, por mí, por ti, por todos. Iluminar la noción de ser uno, entero, íntegro, arrojado, vivo y sin condicionamientos. Su afán es tan solo, que la elíptica descrita en su trayectoria llegue lejos y suba alto, muy alto”